Gru 2, Mi Villano Favorito – Avanzar perdiendo la identidad | La Cabecita

La idea principal que recorría Gru: Mi villano favorito, me resultaba tan atractiva o incluso más, que la de otra película que llegaba el mismo año, Megamind. Ambas películas nacían con un punto de partida bastante original, la de convertir como héroe de la función al villano, algo no demasiado común, y mucho menos en el cine de animación. Pero Megamind no dejaba de ser una decente parodia del cine superhéroes, mientras que Gru, era una película con una identidad mucho más propia y original. En ella asistíamos a la odisea de un terrible villano, feo, gordo y calvo, que quería robar la luna, el único propósito que le movía era el de demostrar que él era más malo que ningún otro. El camino que se tomaba era bastante normal, y obviamente el personaje llegaba a una evolución que le hacía pasar de ese lado oscuro a la bondad, un progreso que sucedía gracias a tres adorables niñas pequeñas, convirtiendo también a la película en una interesante defensa de la adopción y la paternidad monoparental. 

Mi villano Favorito era una película con un principio y un final marcados en esa primera entrega, conocíamos al anti-héroe, y veíamos su reformación, no existía nada más interesante que nos pudieran contar, pero los más de 500 millones recaudados por la primera entrega eran motivo más que suficiente como para tener que continuar la historia, aunque esto careciera de sentido. Así, en esta segunda entrega, vemos a Gru convertido en héroe, pero es un héroe sin gracia, no tiene carisma, resulta aburrido y poco interesante, y el doblaje de Florentino Fernández, tampoco ayuda a sentir empatía en esta ocasión. Mientras que en la anterior entrega, nos cautivaba con su picaresca y su osada maldad, hacía que el espectador sintiera simpatía por tan singular personaje desde esa primera escena en la que simplemente explotaba un globo a un niño para hacerle llorar. Aquí el personaje, siempre resulta bastante antipático, y no ayuda tampoco, que la película renuncie a justo esa defensa que hacía en la primera entrega de la capacidad de un padre soltero para criar a unas niñas, para buscar en todo momento una pareja a un Gru, que parece que dado su aspecto físico, sólo se puede acercar a mujeres monstruosas, y que necesita de la unidad de una familia tradicional para poder completar el vacío en sus hijas.

Con la presencia de un héroe soso, entregado, además, a ser un súbdito de una gran organización, algo así como un pequeño pelele que tiene que hacer lo que el gobierno le obliga a hacer. Nos encontramos con una historia simplona, Gru, deberá detener a un viejo villano que ha vuelto a cometer el mal. Aparentemente éste se esconde detrás de un hombre que ahora, como Gru, está reformado, y además es el padre del novio de su hija adolescente. La película intenta tocar, sin acierto, la forma de la que se inculcan valores a los más pequeños, y que por mucho que trates de salir del agujero, nunca puedes borrar quien eres, pero se queda en un pequeño intento que nunca llega a consumarse. Parece más centrada en aburrir al espectador con tópicos racistas y una historia que nunca llama la atención, que es moderadamente divertida, y tan sólo consigue ser realmente graciosa en momentos puntuales (uno de los momentos más desternillantes de la película es cuando nos muestran la forma de la que supuestamente El Macho se suicido a bordo de un tiburón), y por si fuera poco, acaba resultando incluso aburrida.

Pero hay algo que salva a la película de ser un catástrofe absoluta, y ésta es la presencia de los Minions. En esta ocasión aparecen mucho más tiempo en pantalla, no parece ser algo realmente sorprendente, puesto que son los únicos que consiguen levantarla en los peores momentos. Permitiendo además dar cierta a chispa a una historia carente de interés. Cada intervención es brillante y sorprendente, parecen sacados del mundo de Chuck Jones, y cada acción resulta desternillante. Pese al abuso de estos, jamás resulta algo excesivo ni reiterativo, su mundo de completa locura es atractivo, y el espectador sigue la película más pendiente de cuál será su siguiente acción, que de pararse a interesarse por la trama principal. Parecen preparados para dar el salto a un largometraje que llegará el próximo año y que esperemos que sea tan absurdo y desternillante como los personajes se merecen. Allá dónde Gru: Mi villano favorito, era una película original, con un mensaje positivo y evolucionista. Esta segunda parte resulta retrograda, aburrida y de sobra conocida. Un gran ejemplo de cómo el éxito de una película no hace lógica una secuela que ni siquiera parece haberse desarrollado mucho. Podríamos poner el ejemplo con la segunda parte de Monstruos S. A., una película que efectivamente no se veía en la necesidad de entregar una segunda parte, pero dónde se calibraron perfectamente las ideas, para que ésta fuera consecuente con lo que se había mostrado con anterioridad. Aquí, al igual que Gru, sus responsables parecen estar bajo el mando de una organización que les hacen tirar para adelante, obviando por completo su pasado.

Título Original: Despicable Me 2 Director: Pierre Coffin, Chris Renaud Guión: Ken Daurio, Cinco Paul Música: Heitor Pereira, Pharrell Williams Distribuidora: Universal Fecha de Estreno: 05/07/2013