Iron Man 3 – Entretenidísima secuela con un Tony Stark/Iron Man más humano | La Cabecita

Cinco años han pasado desde que viéramos por primera vez en la pantalla a Robert Downey Jr. enfundarse el traje de uno de los superhéroes más famosos y admirados del planeta: Iron Man. Desde entonces hemos visto cómo cada uno de los componentes de Los Vengadores (con algunas ausencias) se presentaba en su primera película individual, y ninguno pudo con el auge de Iron Man, que durante esos años, cuando ni siquiera habían llegado a los cines mundiales Thor y Capitán América, ya había estrenado una secuela. La taquilla y el fervor mediático estaban con el multimillonario superhéroe. Tras el colofón a toda una serie de espectáculo puro que supuso el estreno de Los Vengadores, que superó los 1.500 millones en taquilla, y que consiguió cautivar tanto a fanáticos de los cómics de Marvel como a los no entendidos, los espectadores se preparaban para una nueva tanda de espectáculo. Y así llegó Iron Man 3, precedida de cifras estratosféricas y con una legión de fans (tanto de las películas como del actor) que ansiaban ver las nuevas excentricidades de Tony Stark, el personaje más carismático y emblemático de todos los llevados al cine por Marvel.

Jon Favreau sabía lo que el público quería cuando estrenó en 2008 Iron Man. Este tipo de cintas están concebidas para que el público se lo pase en grande a costa de muchas explosiones, peleas y pequeñas (o grandes) dosis de humor. La historia estaba ahí así que lo complicado era fichar a alguien que fuera capaz de desenvolverse igual de bien en el rol de action man que en el de chico playboy, con toda la chulería y el desparpajo que eso conlleva. Quizá Robert Downey Jr. haya sido uno de los mayores aciertos de casting de estas películas comerciales que tanto nos gustan pero de las que muchas veces renegamos, y es que el actor no tuvo que adaptarse al personaje, al contrario, llevó a Iron Man a su terreno, le hizo suyo y consiguió no sólo que el mundo entero se lo creyese como superhéroe sino que le alabase e idolatrara. Con el paso de los años, con la llegada de Iron Man 2 y The Avengers, Downey Jr. ha conseguido mantener ese carisma que tantas críticas positivas le han proporcionado y que le han hecho despuntar por encima de personajes que, a priori, podrían considerarse superiores (como Capitán América). Puede que Iron Man 2 bajase el listón (aunque hasta el momento es la película que más ha recaudado del conjunto de superhéroes, 623 millones) en cuanto a película de entretenimiento, quizá porque Mickey Rourke era un malo demasiado estereotipado, pero el actor ha demostrado que es capaz de levantar películas, de llevar a las masas a las salas, y eso lo ha conseguido no sólo por sus brillantes interpretaciones, que consiguen hacer reír y emocionar a partes iguales, sino también por su personalidad fuera de la pantalla. Y es que mejor papel para Robert Downey Jr. que el de Iron Man no existe. El actor ha vuelto a demostrar con esta tercera entrega por qué entre Tony Stark y él mismo no hay casi diferencias.

Los Vengadores puso el listón muy alto, las siguientes películas lo tendrían realmente complicado… Pero cuando Joss Whedon dijo, tras haber visto Iron Man 3, que qué iba a hacer ahora en la secuela de la cinta del grupo, algo nos decía que la mejor entrega del superhéroe con armadura estaba al caer. Muchos temíamos el cambio de riendas. Favreau abandonó la silla de director tras la segunda entrega y se nombró como sucesor a Shane Black, un hombre con tan sólo otra película en su haber. Pero justamente esa otra película era Kiss Kiss Bang Bang (2005), por lo que director y actor se reunirían de nuevo, aunque esta vez en una temática totalmente diferente. Para muchos el cambio ha sido a mejor, y yo me incluyo en ese grupo. Esta nueva película consigue mantener todas virtudes de las entregas anteriores que hicieron grande al personaje de Robert Downey Jr. y las eleva a la octava potencia, consiguiendo un filme entretenidísimo (con cierto aire de homenaje) y realmente divertido. El mejor hasta la fecha.

El descarado y brillante empresario Tony Stark/Iron Man se enfrentará a un enemigo cuyo poder no conoce límites. Cuando Stark comprende que su enemigo ha destruido su universo personal, se embarca en una angustiosa búsqueda para encontrar a los responsables. Este viaje pondrá a prueba su entereza una y otra vez. Acorralado, Stark tendrá que sobrevivir por sus propios medios, confiando en su ingenio y su instinto para proteger a las personas que quiere.

Entretenimiento puro y duro. Eso es lo que ofrece esta nueva secuela de Marvel. No ahondaré en las comparaciones pero sin duda Iron Man 3 consigue elevar el grado de espectacularidad que sus predecesoras marcaron, y no sólo eso porque el humor tan socarrón y sarcástico de Robert Downey Jr. queda plasmado mucho mejor en esta nueva entrega. ¿Mejor que Los Vengadores? Quizá. El caso es que nos encontramos ante uno de esos productos que hay que ver sin ningún tipo de pretensión, que se crean principalmente para su disfrute momentáneo (aunque a alguno le costará sacársela de la cabeza). En esta entrega tenemos un poco de todo, acción ochentera revitalizada con la tecnología que sobrevuela por el mundo de Tony Stark, humor aderezado por el extraño romance entre Potts y Stark (totalmente creíble y tierno) y la relación entre el superhéroe y James Rhodes/War Machine (Don Cheadle), que por momentos recuerda a las mejores buddy movies de antaño.

Esta nueva cinta de Shane Black sabe ofrecer al público lo que quiere. Por eso el espectáculo y la diversión no dan respiro al espectador en esta secuela de algo más de dos horas y media. Destaco por encima de todas, incluso de la final, la escena que transcurre en la casa de Tony Stark, una maravilla visual para todos los amantes del cine de acción. A pesar de todo, la (hasta ahora) trilogía de Iron Man puede seguir presumiendo de ser tan entretenida como divertida, y gran parte de la culpa la tiene la soltura de Downey Jr. (desternillantes los diálogos entre Tony y el niño o el encuentro con su fan –con tatuaje incluido–). Como no he leído los cómics no me puedo unir a los fans furiosos por el papel que desempeña aquí El Mandarín. Lo que sí puedo afirmar es que Ben Kingsley está soberbio, su personaje provocará emocionados dispares pero intuyo que gustará a la mayoría. El suyo es el papel sorpresa de Iron Man 3.

En este largometraje la armadura es un personaje más, pero la que sin duda ha cobrado un mayor protagonismo y ha conseguido encandilar con su interpretación de Pepper Potts es Gwyneth Paltrow. Y Guy Pearce sigue en su salsa, tan pronto estrena un bodrio como MS1: Máxima Seguridad como un gran blockbuster como Iron Man 3.

En esta entrega vemos a un Tony Stark/Iron Man mucho más humano (la parte final es maravillosa), pero el humor negro que le caracteriza y las brutales escenas de acción siguen ahí y son una delicia absoluta. Una vez más el carisma que desprende Robert Downey Jr. no hace más que engrandecer una cinta a la que poco le falta para convertirse en uno de los éxitos (comerciales) de la temporada.

Lo mejor: Es una película perfecta para pasar una gran tarde. Una maravilla para los fans.

Lo peor: Que a algunos les decepcione por compararla con The Avengers.

Nota: 8/10 

P.D.: Sólo en su primer fin de semana, sin haberse estrenado en grandes países como Rusia, China o Estados Unidos, Iron Man 3 ya ha conseguido recaudar en taquilla más de 195 millones de dólares. Una cifra muy por encima de que la consiguió The Avengers en su estreno (y recordemos que esta última es la tercera película más taquillera de la historia).