La mujer de negro – Ni Radcliffe ni la Hammer defraudan en esta historia de casas encantadas | La Cabecita

Afirmar que los años dorados de la Hammer quedan ya muy atrás es algo tan doloroso como realista. El regreso de la productora en 2008 no vino cargado ni de ambición ni de películas de gran calidad, nada que se acercase mínimamente a los éxitos de los 50 y 60 que tuvieron como protagonistas a Drácula, la Momia o Frankenstein. Desde entonces nos han llegado filmes con el sello de Hammer Productions como Wake Wood, Beyond the Rave, destinada directamente al consumo por Internet, y La víctima perfecta, cintas de terror al uso incapaces de exaltar los valores que convirtieron a la Hammer en la productora del terror por excelencia. El remake de la sueca Let The Right One In que firmó Matt Reeves en 2010 bajo el nombre de Let Me In sirvió a la productora para rescatar parte de su pasado narrativo y estético ofreciendo una película inquietante a la par que cautivadora. Y la película protagonista de este espacio continúa la línea del largometraje vampírico, aunque con un cambio de escenario tan arriesgado como prometedor en manos de la Hammer, porque filmes sobre mansiones encantadas hemos visto muchísimos, pero solo una productora como ésta sería capaz de hacer funcionar uno más en estos tiempos, evocando además a aquellos años en los que el cine de terror estaba casi inexplorado.

Sin embargo, el principal atractivo de La mujer de negro no es su ambientación, el centro de atención, el nombre que todo espectador o crítico ha mencionado, ha sido el de Daniel Radcliffe, que con esta cinta volvía a la gran pantalla tras poner punto y final a la saga que le otorgó la fama mundial: Harry Potter. ¿Está a la altura Radcliffe alejado del universo de Howargts? La respuesta es sí. Porque aunque se nos haga raro ver al actor encarnando a un padre viudo y preocupado, a su interpretación en The Woman in Black poco se le puede reprochar. Daniel Radcliffe personifica el terror como mejor puede y resulta totalmente creíble, así que podemos decir que, sin lugar a dudas, hay vida más allá de Harry Potter.

Arthur Kipps (Daniel Radcliffe) es un joven abogado cuya empresa lo envía a un lugar remoto para vender la casa de un cliente que acaba de fallecer. La gestión, aparentemente rutinaria, tropieza con ciertas dificultades: los vecinos se muestran reacios a hablar sobre la casa o a acercarse a ella; además, nadie está dispuesto a admitir la existencia de una mujer de negro que él está seguro de haber visto.

A pesar de todo, La mujer de negro no supone una reinvención de los cánones ni del terror gótico ni de los filmes sobre mansiones encantadas (un género en sí), de ahí que algunas escenas no causen mayor inquietud en el espectador, pero el filme de James Watkins (Eden Lake, 2008) consigue erizar el vello en más de una ocasión y eso es algo digno de alabanza. Aunque quizá se pueda reprochar que The Woman in Black se recree demasiado en los sustos de posproducción, aquel que se apoya en los golpes de sonido para intentar provocar al espectador (y que tanto estamos viendo en la actualidad), hay varios momentos de calidad incuestionable en el filme que no tienen nada que ver con eso, y son aquellos en los Radcliffe se enfrenta a su propia aflicción mientras se cobija en una casa con muchos secretos de la que la mayoría habríamos huido al instante, con el silencio como mejor y único aliado. La atmósfera de temor que rodea el pequeño pueblo en el que el personaje de Radcliffe debe pasar más días de los que quisiera, completa una recreación magnífica y totalmente verosimil, así el protagonista de la película se tendrá que enfrentar a años de incertidumbre y muertes que hacen de los habitantes de la aldea un enemigo más dominado por la desconfianza  y el resentimiento.

La cinta de Watkins es un vaivén de sensaciones, la impresión de estar viendo otra vez la misma historia de fantasmas en una casona está presente en más de una ocasión pero en general el director ha conseguido crear una cinta de terror en la que el temor supera a la risa, algo especialmente complicado en estos días. Y de esa manera, yendo de una muerte trágica a otra e intentando exorcizar miedos se llega a una secuencia final tan acertada como contundente. La mujer de negro no es una cinta de terror perfecta pero consigue entretener de una forma muy sana.