Mi Semana con Marilyn – La tentación se llama Michelle | La Cabecita

Acercarse al mito siempre es tentador, el problema es cómo hacerlo para que no sea un completo desastre. ¿Cómo vuelves a dar una nueva imagen de alguien a quién todo el mundo conoce, ha juzgado y admirado, alguien cuyo rostro es una marca identificativa, que hasta un niño pequeño es capaz de asociar, como te acercas a una Marilyn que 50 años después de haber muerto sigue siendo parte imprescindible de nuestra cultura? Mi semana con Marilyn se aleja del habitual biopic que abarca toda la vida del personaje, si no que cubre una etapa muy concreta, en este caso el periplo de Marilyn en Inglaterra para rodar El Principe y la corista junto a Laurence Olivier.

El hecho de situar la película en este periplo británico de Marilyn deja a la película la posibilidad de crear un personaje protagonista muy interesante y complejo. La Marilyn que aquí llega no necesita ningún tipo de presentación al espectador, por aquel entonces ya era la persona más famosa del mundo se limita a decir la película, así era, no se necesita más, pero en cambio la cámara no se acerca hacía Marilyn, si no que va buscando a Norma Jean, esa persona enterrada (no es casualidad que no se mencione este nombre ni una sola vez a lo largo de la película) debajo de la piel de la Marilyn fabricada expresamente para seducir al público. Esta Marilyn es una mujer frágil, un muñeco roto, manipulado al máximo para ser ese producto sexual que la gente pide a gritos, ella no quiere ser sexy, ella quiere ser actriz, ella quiere ser más que Marilyn, por eso no puede evitar sentirse sola y defraudada cuando la gente la abandona al descubrir a la Norma Jean de Marilyn. A Marilyn la han convertido en un completo zombie, atiborrada a base de pastillas no sabe ni quien es, ni dónde está, sólo se aferra a la aparición de un joven muchacho que es el único de respetarla más allá de dónde Marilyn se acaba, cuando su marido, recién casado ha huido despavorido por no aguantarla, cuando de nuevo vuelve a estar sola, con miedos, insegura, solamente tratando de soñar que es una gran actriz pero teniendo que vivir como la mujer más famosa del mundo.

Y si esta Marilyn es fascinante que vamos a decir de la encarnación de ella que hace Michelle Williams, una interpretación a la que no le falta de nada, convirtiéndose completamente en ese mito, mimetizando su voz, sus gestos y casi hasta su rostro, y todo sin caer en la imitación, sin dejar de ser Michelle en ningún momento. Michelle Williams es una de las actrices jóvenes con más talento de la generación actual, salida de la serie adolescente Dawson Crece, sus pasos han sido muy distintos a los de su compañera de reparto Katie Holmes, paso a paso Williams ha ido creciendo, aceptando pequeños pero valientes papeles tan interesantes como la Alma de Brokeback Mountain, hasta convertirse en toda una musa del cine más independiente americano, no es casualidad que con 31 años ya sume tres nominaciones a los Oscar pese a no tener películas de repercusión mediática en su currículo, este año no ganará el Oscar, pero debería ser suyo.

Aunque no tanto como Marilyn, también me resulta muy interesante el personaje de Laurence Olivier, y por supuesto la genial interpretación de Kenneth Branagh, que aunque la película se la robe por completo Michelle, sería injusto no resaltarla. Vivien Leigh se resigna, no puede competir contra Marilyn, sabe que su marido trabaja con Marilyn únicamente por estar enamorado de él, pero aún así ¿De qué sirve decir nada? Y aunque Laurence comienza enamorado, ve como poco a poco su paciencia se empieza a desquebrajar cuando el trabajo de Marilyn choque por completo con el suyo, cuando los planes de rodaje se desbarajusten y descubra que Marilyn no puede limitarse a ser esa chica sexy que le dé el pasaporte a la fama como él esperaba. Olivier reflexiona sobre dónde se ha metido, sobre por qué lo hace y sobre todo por si su carrera necesita esa película. El Olivier de esta película es también un personaje estudiado y perfectamente creado, aunque quizá desaprovechado por completo.

Con dos personajes fantásticos, con dos interpretaciones espectaculares, ¿Puedes tirar todo al garete? Mi semana con Marilyn demuestra que sí, que el guión no se puede centrar únicamente en crear a los personajes y que también hay que saber moverlos. Mi semana con Marilyn cuenta con un tercer personaje, precisamente el que hace a la vez de protagonista Colin Clark, el cual representa la perspectiva del espectador, algo que comienza siendo un interesante punto de partida, unos ojos externos, llenos de admiración por ese mundo que va a conocer, por esos artistas a los que el público también admira. El problema llega en que para empezar ese chaval es un pésimo personaje, un papanatas que produce una gran apatía en el espectador y aunque no le debemos echar la culpa a Eddie Redmayne, lo cierto está en que el actor tampoco hace mucho para dotar al personaje de algo de carisma. Y si ya él me interesa poco, ni que decir tiene que cuando empieza esa historia compartida con Marilyn tampoco me interesa lo más mínimo, no quiero ver como progresa esa relación, que además avanza de una manera manida y cayendo continuamente en el cliché, no, eso me aburre por completo, lo que quiero es descubrir más de Marilyn, y de Olivier, quiero verle a los dos juntos, quiero disfrutar de esa yuxtaposición de caracteres, quiero que ahonden más aún en su fuero interno, quiero que la película se construya a base de dos personajes que me resultan apasionantes y no que se centre en el camino fácil, el niñato enamorado de la estrella, ese crio que abandona la realidad (una realidad representada en una desaprovechadísima Emma Watson) para abrazar sus sueños, me resulta tan anodino y aburrido que no puedo evitar incluso cabrearme por haber tirado por la borda lo que podría haber sido sin lugar a dudas una gran película.

¡Ay Michelle! Te queremos y te amamos tanto… sólo tú eras capaz de ponerte en la piel de Marilyn y hacer que nos olvidemos de ella, y que te amemos a ti, al fin y al cabo has engendrado al hijo de otro mito, sabes lo que es ser mito, tú deberías ser un mito, al menos eres nuestro mito, lástima que esta Marilyn que me fascina y me interesa tanto, que siento que es como una niña a la que conozco cuando se acerca a esa casa de muñecas, lástima que esa Norma Jean que se tiene que disfrazar de Marilyn, lástima que un personaje tan sumamente interesante se vea vagando a la deriva en una película que peca repetitiva y cansina. Lo que más me jode de Mi semana con Marilyn es sin duda las horas de trabajo perdidas, si querías hacer una película así, ¿Por qué molestarse tanto en construir una Marilyn tan interesarte? ¿Por qué esforzarse también con Olivier cuando está tan desaprovechado? Nunca hubo una Marilyn mejor en una historia peor.

Título Original: My Week with Marilyn Director: Simon Curtis Guión: Adrian Hodges Música: Conrad Pope Fotografía: Ben Smithard Montaje: Adam Recht Interpretes: Michelle Williams, Eddie Redmayne, Kenneth Branagh, Julia Ormond, Emma Watson Distribuidora: Wide Pictures + Universal Fecha de Estreno: 24/02/2012