Chronicle – Volando hasta el desastre | La Cabecita

Lo peor que le puede pasar a un director debutante es el hecho de crear expectación, Josh Trank no es más que un chaval de veintitantos tiene la suerte de vivir de forma acomodada y se ha pasado horas viendo películas y jugando a videojuegos, no me cabe duda de que en un futuro vendrán ideas tan buenas o más que la de este Chronicle, y lo que es mejor, las sabrá desarrollar para lograr grandes películas, pero es algo que en Chronicle, su primera película no ocurre, habrá ya tiempo para ponerle a prueba, para que crezca, para que demuestre si es un simple chaval con ganas de hacer cine o un talento en ciernes, pero por ahora, tanto él como su guionista Max Landis, hijo del legendario John Landis, tienen mucho camino que recorrer, porque Chronicle no es ni mucho menos lo que nos querían vender, no es una película revolucionaria, no es ninguna vuelta de tuerca al género de superhéroes, ni mucho menos es un cuidado retrato de la adolescencia actual, no Chronicle es una película más, un blockbuster de menor presupuesto, sin más ambición que entretener al espectador con una historia que intenta ser creíble y cercana, pero lo peor todo es que estas son cosas que tampoco se consiguen.

En Chronicle hay ideas muy buenas, sí, no son nada revolucionarias, pero funcionan, un grupo de chavales estudiantes típicos norteamericanos entre los que destaca el nerd y la superestrella de fútbol un día bajan a una cueva y adquieren poderes que los convierten en héroes, estos poderes, similares en todos, y que no van más allá de la telequinesis aunque sea en su vertiente más evolutiva, lo que con mucho entrenamiento les puede permitir hasta volar, no les hace creerse ni superhéroes ni villanos, simplemente les convierte en amigos con un secreto que no contaran a nadie y que usaran para divertirse, hasta aquí todo bien, vale, Trank cae en todos y cada uno de los tópicos adolescentes que existen, pero se le permite por que la película se deja ver y hasta se le ocurren buenas ideas como el hecho de mantener la expectación y no contar de donde provienen exactamente los poderes de los protagonistas ni lo que se oculta en esa cueva, algo que hace sencillamente porque lo considera innecesario para el desarrollo de la trama. El problema de la película comienza a llegar cuando la fuerza de los poderes comienza a aumentar y poco a poco empieza a degenerar y a írsele todo el espectáculo de las manos, según avanza empieza a pensar “¡Joder! ¡Tienen poderes! ¡Tenemos que hacer algo espectacular!” Y para ello lo primero es contar con un villano, para ello hacen evolucionar a un personaje de forma rápida y torpe, hasta cuotas que alcanzan lo ridícula. Además ahora los héroes ya no se llevan, si no que son los villanos los que les molan a los chavales, así que no se molesta en crear un héroe, si hay alguno que sea por accidente, mientras que el villano se dedica a montar un pifioste de la hostia que convierte a la película en un despropósito completo y que nos hace pensar en si no estamos viendo otra versión rancia de la ya de por sí rancia Dragon Ball.

Trank insiste en que sus influencias se encuentran en Cronenberg, pero esas cosas que quedan bien de cara a la galería no se las cree ni él, como buen chaval sus referencias son mucho más contemporáneas, y lo que es peor, no las sabe ocultar, la primera y más innegable en la serie británica Misfits, de ella nace la idea principal de la película y con ella también se va toda la frescura e innovación que con la película nos quieren vender, si Chronicle hubiera conseguido mantener también ese espíritu gamberro y esa mala leche que tiene la serie de la cadena E4 posiblemente la película habría sido bien distinto. Hay mucho de JJ Abrams en ella, pero sin una quinta parte del talento que el creador de Perdidos tiene, de hecho estoy convencido de que el hecho de rodar en cámara en mano, esa cosa que al principio nos resultaba curioso y que ahora ya estamos demasiado cansados, le surgió mientras veía Monstruoso, el problema es que en Chronicle el uso de la cámara en mano no se justifica en ningún momento, y es más, durante ese tramo final en el que la película se convierte en un absoluto despropósito vemos como en más de una ocasión se olvida de que su protagonista lleva una cámara cercana a él, al menos le agradecemos el hecho de que aunque la haya rodado así sea mucho menos mareante de lo habitual. Podríamos decir que también hay una versión para todos los públicos y bastante estúpida de Larry Clark, destellos de querer ser Spielberg y hasta cierta pasión por el cine ochentero de aventuras, demasiado cóctel para tan poca película, ente tanta referencia Chronicle se queda como una película carente de identidad y personalidad.

Estoy seguro de que Josh Trank puede llegar a ser un buen director en un futuro, hay material para ello, y debutar con una película como Chronicle tampoco es tan malo porque en ella se ven multitud de buenas ideas, pero por desgracia las buenas ideas se quedan en eso. Pero no podemos vender la piel del oso antes de cazarla, no podemos vender Chronicle como una gran película, distinta, interesante, sobre todo cuando la mayoría de los que la venden como tal ni siquiera se han parado a verla, Chronicle se perderá entre todos los estenos del año y dentro de un año nadie recordará su nombre, porque ante todas las buenas ideas que nos quieren vender, todo acaba viéndose reducido a un despropósito ridículo e inaguantable.

Título Original: Chronicle Director: Josh Trank Guión: Max Landis Fotografía: Matthew Jensen Montaje: Elliot Greenberg Interpretes: Dane DeHaan, Alex Russell, Michael B. Jordan, Michael Kelly, Ashley Hinshaw, Bo Petersen, Anna Wood Distribuidora: FOX Fecha de Estreno: 02/03/2012