La Hora más oscura – La Amenaza Bolchevique | La Cabecita

Estamos en el 2012, éste es el año del fin del mundo, ya llevan años anunciándonoslo, no sé si el mundo terminará este año o seguiremos viviendo durante unos cuantos miles de años más, lo que sí parece es que nuestra cabeza va a explotar a base de la sobreexplotación de películas catastróficas que llegaran este año a nuestras pantallas, La hora más oscura es sólo la primera de las muchas producciones, la mayoría con una calidad digna de las producciones de la Asylum, que llegaran durante este año, por ahora parece que podemos estar a salvo y es que el fin del mundo ha empezado por Rusia, así que esperemos que tarde un poco en llegar a España. Allí en Moscú están dos jóvenes emprendedores americanos (¡ja! A ver si creíais que por mudarnos de país, no íbamos a tener héroes yanquis) conocen a dos guapas zagalas (también americanas, por supuesto) tomándose unas copichuelas, cuando de repente verán que se tienen que enfrentar ante la mayor amenaza que ha asolado al país del vodka desde la caída del comunismo, no, no me refiero a Putin ni a la resurrección de Stalin si no a la aparición de unos dientes de león provenientes del espacio exterior que te desintegran con solo tocarte, por suerte nuestros protagonistas son americanos, y como americanos que son también son unos héroes, tipos valientes, listos y con un afán bastante cansino por sobrevivir.

Hay una serie de elementos que no deben fallar en una película de estas características, el primero es una amenaza terrible y creíble, aquí se opta por menos es más, pero el resultado es que menos es infinitamente menos. Estos seres medio invisibles del espacio no sólo son incapaces de crear pánico, el hecho de no verles les perjudica más que beneficiarles y sólo llegan a resultar espectaculares y algo temibles en su primera aparición, el resto del tiempo su presencia se diluye, en ningún momento existe sensación de acecho, por lo que, aunque la idea de tener un enemigo invisible es muy buena, pierde toda virtud al no perturbar lo más mínimo al espectador. Mucha culpa la tiene también lo ridículos que resultan esos halos de luz al interactuar con la electricidad, una idea disparatada, que aunque da lugar a alguna idea muy divertida como el de los colgantes de bombilla, acaba resultando ridícula, tanto o más, que cuando por fin les vemos la cara y descubrimos que no son más que unos gnomos cabreados. Aparte de una amenaza terrible también le pido unos protagonistas creíbles, con carisma, que me les pueda llegar a creer, desde luego eso no es lo que ocurre con la panda que protagoniza la cinta, los cuales no sólo se ven perjudicado por que el espectador desee fervientemente que sean desintegrados por esos extraños seres del espacio, si no que resulta totalmente inverosímil que su lucidez haga que ellos sean unos de los pocos supervivientes que han aguantado vivos, ¡ja! ¡Si hasta ellos saben que si la peli transcurriese en América serían los primeros en palmarla! Ni uno de ellos se salva, ni siquiera que un actor como Emile Hirsch que ya ha demostrado en películas como Hacia rutas salvajes que posee un valeroso talento es capaz de no resultar estúpido, tan solo cuando aparece Veronika Ozerova parece que podemos estar ante un personaje realmente interesante, lástima que tras pasar un par de minutos en compañía americana se vuelva tan estúpida como éstos.

The Darkest Hour - 5

En la recta final de la película vemos un interesado cambio de género, habiendo asumido ya la pérdida de identidad y tratando de buscar de manera desesperada interesar al espectador. De este modo se deja la película sobre la supervivencia para librar una batalla entre dos bandos con la incursión del ejército ruso, es aquí donde aún se siente más inútil el hecho de que los enemigos sean invisibles, haciendo que la insistente espectacularidad que busca la película nunca llegue y solo consiga volver a rozar el más triste ridículo en escenas como la del metro o la del autobús. Tampoco ayuda demasiado el demencial guión de Jon Spaihts, algo que nos provoca un temor y un miedo increíble al descubrir que junto a Lindelof es el encargado de firmar el Prometheus de Ridley Scott. El fin del mundo llega a nuestras pantallas y también lo hace a nuestras pobres cabezas que se sienten impotentes a la hora de tener que manejar estupideces como ésta, el problema principal de La Hora más Oscura ya no está en lo lamentable que pueda resultar, si no en su ineficacia a la hora de resultar ser un producto que genere el más mínimo entretenimiento, que inquiete aunque sea brevemente al espectador, o que levante en él cualquier tipo de inquietud, no, ni siquiera es capaz de resultar divertida por sus propios medios (aunque a veces sea imposible no reírse ante la contundencia del libreto). Esta inmensa tontería es incapaz de ofrecer absolutamente nada que la pueda hacer mínimamente recomendable, lo único que si nos aporta es un rotundo aburrimiento en un supuesto 3D que solo hace su aparición junto al título de 20th Century Fox y en su títulos créditos.

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