Misión Imposible: Protocolo Fantasma – ¡Que vienen los rusos! | La Cabecita

No creo que el ego de Tom Cruise le permitiese estar mucho más sin tener un éxito de taquilla, algo que no ocurría precisamente desde que estrenó la tercera entrega de Misión Imposible, por eso mismo no es de extrañar que a sus casi cincuenta años haya decidido volver a ponerse en plena forma (aunque la edad hace mella y da bastante grimilla verle sin camiseta) para volver a encarnar al espía Ethan Hunt, protagonista de una saga que hasta la fecha ya ha recaudado 1.400 millones de dólares. Siguiendo la estela de la tercera entrega dirigida por J.J. Abrams (que aquí ejerce también en funciones de productor), Cruise le da el testigo a un Brad Bird que hasta ahora sólo había dirigido (excelentes) productos de animación y que como hiciera su antecesor deja la visión personal de De Palma y Woo para centrarse únicamente en el despojado entretenimiento del que ya gozaba la tercera entrega. Pese a ser la primera cinta de “carne y hueso” que realiza Bird, lo cierto es que el realizador ya conocía muy bien el ritmo y la espectacularidad que debe tener una cinta de acción, dos elementos que no faltan en esta entrega al igual que no lo hacía en Los Increíbles, aún así también es cierto que en ocasiones se acelera demasiado con la cámara con algunos giros rápidos y demasiado bruscos que pueden llegar a ser tan mareantes como los del peor Michael Bay.

Tras un evasivo arranque espectacular, con homenaje al Steve McQueen de La Gran Evasión incluído y coreografiado y filmado al ritmo de Dean Martin de una manera extraordinaria, pasamos a la trama principal, con un cierto gustillo al cine de espionaje de los setenta y ochenta, y es que tenemos a los americanos, los rusos, una amenaza nuclear de fondo y hasta un protagonista que se verá forzado a demostrar su inocencia. El gran acierto de Bird para esta entrega ha sido el de suprimir las partes menos dinámicas dotando a la película de mucha más acción y una continua lucha contra el reloj (¡Es increíble la de veces que aparece una cuenta atrás en esta película!) dónde las escenas espectaculares dejan de lado a un guión con poca elaboración especialmente en las tramas personales y que sirve de poco más que para montar una trama fácil de seguir y dejar pequeños toques de humor que ayudan al agradabilísimo visionado de la película. Para lograr que todo funcione a la perfección se ha estructurado la película de una manera episódica, empezando los distintos bloques de una manera calmada, con una explicación rápida de lo que sucede para poner a tono al espectador más despistado y de paso darle un pequeño empujón a la película que la ayude a avanzar, pero todo esto se hace brevemente, lo que importa es la desembocadura final donde aparecen unas trepidantes secuencias de acción que siempre acaban yendo a más, dónde la pirotecnia y los tiroteos se suceden con increíbles persecuciones y dónde por supuesto también tienen lugar las increíbles secuencia marca de la casa dónde destaca especialmente ésa en la que el bueno de Hunt tiene que escalar por el exterior del Burj Khalifa de Dubai, secuencia en la que además se logra exprimir al máximo la espectacularidad que ofrece el formato IMAX y que fácilmente se hará con el puesto de la imagen más icónica de la saga junto a la de los cables de la primera entrega.

mission-impossible-ghost-protocol-movie-still10a

El lujo y el glamour también se han hecho con parte de la saga, algo que no debería faltar en ninguna cinta de espías que se precie, pero que empieza a emparejar demasiado la película con las nuevas entregas de James Bond, algo que cuando para Cruise desaparezca del mapa y probablemente Renner le tome el testigo la puede llevar a una pérdida de identidad que en un futuro le pueda acabar haciendo más mal que bien. Es efectivamente, Jeremy Renner el que aparece dispuesto a hacerse con ella, introduciendo a un personaje con una forzada y poco interesante relación con Hunt, pero que sirve para dividir la acción y que todas las secuencias de acción no recaigan sobre los hombros de Cruise. Simon Pegg también aparece teniendo algo más de protagonismo, llevándose la mayor parte de frases graciosas y ahora que el resto de los secundarios han desparecido del mapa, actuando como un oportuno enlace con la tercera entrega. Por desgracia funciona mucho mejor ese séquito protagonista (que completa la fantástica Paula Patton) que unos villanos faltos de carisma encabezados por Michael Nyqvist. Al cargo de la banda sonora aparece Michael Giaccino, posiblemente el compositor más en forma a día de hoy, para regalarnos una fantástica banda sonora que aprovecha el tema televisivo compuesto por Lalo Schifrin para usarlo de una forma inteligente y nada abusiva.

Se podría afirmar que esta cuarta entrega de la saga corresponde más a los ataques de ego de un señor que hace años era sinónimo de éxito y que últimamente sólo se escucha su nombre en relación a su vida privada. Pero lejos de que la pudiéramos considerar necesaria o no como aportación a una saga que tampoco ha sido nunca demasiado brillante, este Protocolo Fantasma se convierte en una continuación más que digna, más de dos horas frenéticas y a contrarreloj de un entretenimiento espectacular y divertido y que entrega al espectador que paga por una entrada para ver una película de Misión Imposible exactamente lo que quiere ver.

3_estrellas