Criadas y Señoras (The Help) – Una delicia de pastel | La Cabecita

En el cine se llama “sleeper” a los inesperados éxitos de taquilla, quizá el más recordado y emblemático dentro de los llamados sleepers sea el Mi Gran Boda Griega, pero lo de The Help no se ha quedado atrás. En su primera semana consiguió llegar al segundo puesto de la taquilla americana con una recaudación por copia alucinante, a partir de ahí fue creciendo y durante cuatro semanas consecutivas consiguió adueñarse del primer puesto de la taquilla y llevar recaudados a estas altura cerca de 200 millones de dólares. ¿Pero qué fue lo que llevo a la película de Tate Taylor a tener un éxito tan arrollador y una gran respuesta del público? Pues sobre todo lo que más destaca en Criadas y Señoras es que una historia emotiva y divertida a partes iguales, de esas que gustan tanto en Estados Unidos y que incluso tiene un intencionado aroma a Oscar que seguramente la llevará a estar presente en la próxima ceremonia de los premios de la academia. Además está basada en un Best-Seller reciente, y cuenta con unos personajes que aún sin estar familiarizados con lo que representan se sienten muy cercanos, posiblemente no era de esperar que Criadas y Señoras arrollase de esa forma la taquilla, pero una vez vista tampoco debería ser algo que nos sorprendiese.

Skeeter es una joven que acaba de volver de la universidad con intención de convertirse en escritora, cuando vuelve observa que sus amigas se han convertido en unas cretinas y que en plena década de los sesenta el racismo en Mississippi cada día es mayor. Eso mismo la llevará a decidir escribir un libro entrevistando a las criadas de color, esas mujeres que crían a niños blancos mientras a los suyos los tiene que atender otro.

Lo más interesante de la película de Tate Taylor no se encuentra simplemente en la emoción o diversión que pueden transmitir esos testimonios, si no la importancia que estos adquieren en la lucha racial de la década de los sesenta, haciéndonos participes de un cambio, que si bien no llegamos a ver en la cinta conocemos a la perfección. El retrato de las mujeres que hace su realizador se antoja soberbio, y en parte también por contar con interpretaciones de altura, dónde destaca un cuarteto protagonista espléndido. Emma Stone demuestra que es capaz de moverse con la misma soltura en el drama que con la que lo hace en la comedia. Viola Davis nos vuelve a maravillar como la hiciese hace unos años en la duda. Octavia Spencer se antoja como el gran descubrimiento de la cinta.

Pero sobre todo la que es inevitable que más nos guste y nos divierte metiéndose en la piel de una rabiosa arpía casi caricaturesca es una magnífica Bryce Dallas Howard. Pero no están sólo ellas, sería injusto no nombrar ninguna pieza de su increíble elenco femenino, que por detrás estén unas siempre geniales Sissy Spacek, Allison Janney o la últimamente archipresente Jessica Chanstain, no hace más que alimentar la sensación de un reparto redondo y perfecto en el que cada pieza está a la perfección.

Pero por supuesto Criadas y Señoras no es una película perfecta, tal y como suele ocurrir en este tipo de producciones, tan perfectamente diseñadas para agradar a los señores de la academia, suelen ser las que al final suelen dejar más visibles sus errores y engaños. Engaños sobre todo en el apartado emocional, es indudable que la cinta va detrás de una lágrima fácil, el hecho de que finalmente la consigue no hace ni mucho menos que esto sea justificable. Sus personajes tampoco dejan de ser perfectos arquetipos, pero pese a esto, se encuentran tan bien diseñados que consiguen encontrar una identidad propia. Tampoco estamos delante de unos de los guiones más sensacionales de la temporada (pese a su previsible candidatura en la categoría de Mejor Guión Adaptado), pero consigue funcionar con una innegable solvencia.

Pese a su modesto presupuesto estamos hablando de una película técnicamente impecable y elegante. Destacando la estupenda banda sonora compuesta por Thomas Newman que además también sabe mezclar temas clásicos de gente como Johnny Cash, con alguno más reciente como el precioso The Living Proof compuesto especialmente para la película. Pero sobre si hay algo que realza a la película es los bellos emplazamientos de la ciudad de Mississippi retratados con la prodigiosa fotografía de Stephen Goldblatt.

Criadas y Señoras se convierte en un viaje a los años 60 en Jackson, Mississippi, un viaje que pese a lo largo que es (llegando casi a las dos horas y media) no deja lugar al aburrimiento, un viaje que lo haremos compartiendo sonrisas y lágrimas y sobre todo un viaje que podremos hacer en familia, con la madre, la abuela, los niños y el perro, y todos saldrán con una gran sonrisa de oreja a oreja. Es cine con sabor a premio, y es también cine amabilísimo que nos puede recordar por su tono a películas como Paseando a Miss Daisy, capaces de sacar una sonrisa hasta a nuestro tío más gruñón.

3.5_estrellas