127 horas – Boyle transmite la alegría de estar vivo con un filme vibrante | La Cabecita

Meses antes de su estreno 127 horas ya apuntaba hacia los Oscar, especialmente por James Franco, cuya interpretación generó fascinación allí por donde fue. Era una historia difícil de contar y más aún de vender, veníamos de disfrutar con Buried (Enterrado) y creíamos que Rodrigo Cortés era el único capaz de hacernos anhelar la libertad, sin embargo el español no estaba solo. Danny Boyle (8 Oscars por Slumdog Millionaire) se sumó al proyecto, lo que facilitaba mucho las cosas, tenía vía libre para hacer lo que quisiese.

127 horas se basa en la historia real de Aron Ralston, un intrépido montañero y escalador norteamericano conocido porque en mayo de 2003, durante una escalada por unos cañones poco transitados en Utah, sufrió una caída y su brazo quedó atrapado por una roca dentro de una profunda grieta. Tras casi cinco días inmovilizado e incapaz de encontrar una solución alternativa, tuvo que tomar una drástica decisión.

127horas

El problema de esta película es que se spolieó con demasiada rapidez, sabíamos lo que veríamos, y a pesar de todo se consiguió mantener el suspense y la adrenalina durante todo el metraje. 127 horas se mete en la piel del espectador y le hace partícipe de las penurias de un James Franco en la que probablemente es la mejor interpretación de su carrera (seguida por Mi nombre es Harvey Milk). Boyle resolvió a la perfección el dilema de entretener al público durante 93 minutos teniendo a un hombre en primer plano que no se puede mover, con flashbacks y poco más el británico supo jugar con la soledad y transmitir el sufrimiento de Ralston. La película invita a la comunicación, gran parte del film abarca el tema de la familia y la despreocupación de su protagonista por la vida ajena y enseña a valorar las pequeñas cosas.

127 horas es un espectáculo visual sin precedentes con escenas brutales, como cuando Aron hace un show de su odisea y su personalidad se trastorna o imagina estar con su familia y descubre que sigue solo. Es un film duro que no aburre en ningún momento y sabe conmover sin perder veracidad. Esta película transmite la alegría de estar vivo y el final no defrauda, se mantiene al nivel del filme. Un trabajo sensacional de montaje y un guión adaptado magistralmente. Un cúmulo de halagos hacia una de las películas de la temporada.